
Don Quijote el gran caballero andante, Sancho, y yo
En esos momentos es cuando me gustaba ir al encuentro de los molinos en lo alto del cerro para sentarme a los pies de” esos gigantes con aspas” sintiendo que todos mis problemas iban a ser triturados por las ruedas del molino y lanzados al viento que los alejaría de mi al infinito de esa llanura castellana sin fin.